www.remember-chile.org.uk

PORTADA

Pinochet para principiantes

La dictadura por dentro

Testimonios

Declaraciones

Noticias

Comentarios

Actividades

Enlaces

ENGLISH
Cartas
-
Comuniquese con nosotros
ESPAÑOL

La Vanguardia, 30.1.00

¿Ha perdido el juicio Pinochet? Xavier Batalla

El siglo XX puede ser definido, entre otras muchas maneras, como el siglo de la guerra total, pero, en cuanto a las relaciones internacionales, también puede ser considerado como el siglo del derecho internacional y de las organizaciones globales. Desde 1919, con el final de la gran guerra y la posterior derrota del nazismo, las necesidades prácticas, unidas al deseo idealista de crear un mundo mejor, han impulsado avances sin precedentes en los campos jurídicos y organizativos.

Sin embargo, en el siglo XX, las relaciones internacionales no han progresado de la guerra a las leyes, ni se ha pasado del desorden -como los realistas prefieren contemplar una escena internacional en la que las naciones se enfrentan por sus respectivos intereses- al orden de un sistema de seguridad colectivo como los idealistas -ahora, multilateralistas- han soñado durante todo el siglo. De hecho, desde la guerra del catorce, a la que muchos fueron con la promesa de que sería la última, en el siglo XX han perdurado las tensiones entre la idea del Estado soberano y su supuesta obligación de cumplir las reglas internacionales.

En términos generales, la aplicación de las leyes internacionales ha dado lugar a la paradoja de que es gracias a los estados que estas normas internacionales pueden ponerse en práctica. Pero, evidentemente, no siempre es así, como demuestra el caso del ex dictador chileno Augusto Pinochet. El caso de Pinochet ha vuelto a demostrar la tensión existente entre dos ideas incompatibles: por un lado, la soberanía de los estados, y, por otro, la tendencia hacia un orden supranacional a través del derecho y las organizaciones internacionales.

La soberanía supone el derecho de cada Estado a poseer sus normas e instituciones. El derecho y las organizaciones internacionales, sobre todo cuando cubren la amplia gama de asuntos que ahora abarcan -los derechos humanos, por ejemplo-, suponen una limitación de esta soberanía. La experiencia del caso Pinochet parece indicar que ninguno de estos dos enfoques puede triunfar sobre el otro, al menos de momento. ¿Por qué?

Porque si bien es cierto que los Estados, para salvarse del caos internacional, precisan del derecho y de las organizaciones internacionales, estas últimas necesitan a los estados para seguir hacia delante.

Si mañana se decide que Pinochet puede regresar a Chile, los estados, con su soberanía, se habrán impuesto al derecho. Pero nadie podrá decir que Pinochet ha ganado el juicio. El ex dictador hace tiempo que ha perdido el juicio, al margen incluso de lo que digan los informes médicos que ahora pueden evitar su extradición a España. El derecho internacional ya no sólo es cuestión de los estados, sino también de la sociedad civil mundial emergente; esto es, de las organizaciones no gubernamentales.

Top of page